domingo, 31 de agosto de 2008


Alucino
acariciando elefantas sin nombre
sentada justo en medio
de este infierno congelado
alucino y me quemo
mientras rebusco
entre un millón de fotos

y te encuentro.

jueves, 21 de agosto de 2008

miércoles, 20 de agosto de 2008

En su ausencia, cosas pasan.

Al contacto con mi espalda
las paredes del rincón se cierran,
quitina que envuelve
esta posición de feto
conque escondo el ombligo
mientras llegan sus manos.

lunes, 18 de agosto de 2008

Intrascendencia


Vayamos al sitio
de las cosas fugaces
Del instante derramado
sin consecuencias aparentes
Donde el primer contacto
nos advierta
que es la última vez,
y hay que entregarlo todo.

viernes, 8 de agosto de 2008

Suficiente II


De cara a lo que resta
parada en la quilla
del barco que se hunde
libre al fin de palabras permitidas
me alegra tener lo suficiente
para un nuevo diccionario.

jueves, 7 de agosto de 2008

Un ratito de risas...

Siempre llega la carta equivocada...





Suficiente


Alguna vez fue cierto:
detuvimos las nubes
y llovió leche
incendiando mis campos.

No le busques
colores ni sonidos al recuerdo,
imprégnalo de olores
que es el único sentido
que sobrevive terco
cuando los demás se han muerto.

domingo, 3 de agosto de 2008

Ecos

Reniego
de esta condición humana
ignorante de la lluvia
que enfría tu nombre.

En el futuro,
simple cascarón de mármol
abrazando los cristales
del último espejo.

Porque, a veces...

...un café puede ser mucho más que un café, y asusta aceptarlo. Entonces das vueltas, te retuerces y te niegas. Siempre hay ocupaciones múltiples. Es que el tiempo es tan escaso... Y yo te entiendo, me pasa lo mismo. De vez en cuando, alcanzo a juntar el coraje apenas suficiente como para colocar las dos cucharaditas de azúcar. Luego, el impulso cede y sé que es mejor dejar que el café se enfríe. Esperar otro día, cuando la emoción no sea tan fuerte y la farsa parezca más creíble.
Y es que somos seres tan racionales! Es imprescindible mantener a raya las emociones. Cuando se dejan aflorar, uno hace estupideces, ríe sin razones, defiende a ultranza, besa por impulso y hasta comete la grosería de ser feliz.
Por eso, lo más recomendable es separar el corazón del resto del cuerpo. Dejarlo que vaya donde quiera ir, que sea tan cursi como le dé la gana, permitirle que se ensucie los pies de arena y tome miles de cafés en la compañía que desea, para que el cerebro, ese órgano de la razón y la cordura, se crea el cuento de que ostenta el poder cuando le dice al cuerpo que no, que no se puede o que no se debe, mientras lo convence de que no es necesario el café, que se puede vivir igual, a punta de aromáticas.

viernes, 1 de agosto de 2008

Amapolas


Dijeron que las amapolas eran unas flores malas. Por eso las arrancamos con mami del jardín aquella primavera. Alguien, en alguna parte hacía drogas con ellas. Eso decían, aunque para nosotras eran sólo un feliz y eterno cosquilleo de colores que saludaba nuestras mañanas. Recuerdo, al lado del pasillo, la forma como lloraban sus tallos quebrados lágrimas de leche. Mancharon todo el mosaico, como una venganza última por el agravio, y tuvimos que lavar el patio con agua, jabón y bastante restregada. Todavía me duelen las manos, rojas por el esfuerzo de borrar hasta la última señal del asesinato múltiple.
Ahora alguien me ha dicho que amarte es malo, que en algún lugar amarte viola una sagrada enseñanza. Menos mal que me avisaron porque, para mí, quererte tanto era apenas cumplir con un mandato que me venía desde adentro y que me resultaba difícil rehusar. Sin embargo, debe ser cierto, si hasta tú estás de acuerdo. Debe ser tan cierto como lo fue el asunto aquel de las amapolas, así que va a tocar seguir el mismo procedimiento, rompiendo tallo por tallo, dejando que corran lágrimas de leche, hasta quedar, nuevamente, con mis manos rojas y vacías.