domingo, 23 de diciembre de 2007

Disculpen


Borrando lo cursi, no me ha quedado nada.

Que mis amigos sean benévolos conmigo en estas horas y comprendan que me tocará empezar a defender el romanticismo, cursi o no. Que lo prefiero a las horas lloradamente productivas. Lamento que tengan que oír de brisas en la cara y cuerpos fundidos. De movimientos de ameba y miradas que queman. Les pido perdón por adelantado pero en estos días de sol cuando trato de evitar las palabras “piel” y “dulce” mi productividad tiende a cero.

Y el silencio me gusta, pero más me gustan los suspiros.

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