Sin título.
Mordí el cordón
como quien nace muerto,
o demasiado vivo.
Tengo la ternura de Nietzsche
y la simplicidad de Borges.
No me verás arrodillada
ni para hacerte el amor.
Pero te entrego el alma,
a cambio de que no quieras volverme
una arruga entre tus sábanas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario