
Nunca he sido buena llorando. El llanto se me queda paralizado en el borde de los párpados, como si le faltara coraje para lanzarse al vacío.
La banderita roja se balancea sobre mi cabeza, mientras la brisa me pinta de salobre los labios y las olas me invitan, besándome los pies, a mostrarme el sitio del horizonte donde la luna se deja acariciar. No debe ser dificil olvidar el mundo y dejarse llevar...
La banderita roja se balancea sobre mi cabeza, mientras la brisa me pinta de salobre los labios y las olas me invitan, besándome los pies, a mostrarme el sitio del horizonte donde la luna se deja acariciar. No debe ser dificil olvidar el mundo y dejarse llevar...
Un alcatraz, que ha perdido el rumbo, se acerca a mi lado, sucio y desgarbado pero dolorosamente vivo como para recordarme que, siempre, hay una segunda oportunidad.
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