martes, 26 de febrero de 2008

...

Eran las manos cruzadas
de uñas pálidas
La boca entreabierta
inexpresiva
El olor a flores
que nunca he soportado
Encaje y raso blanco
traje de novia tan distinto
Eso era la muerte
para mi yo, de niña.
Ahora es otra cosa:
Es caminar a solas,
o mirarme al espejo.

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