miércoles, 27 de febrero de 2008

Puntos de vista...

Se tendió en la cama, con el cabello suelto y una sonrisa que tenía más de pudor que de ganas, pero que a él le pareció excitante. Con cada ropa que rodaba se sentía más suya, y él más seguro. Cuando cerró los ojos el mundo desplazó sus límites al blanco de las paredes y a las manos masculinas que descubrían sitios desconocidos. De pronto fue conciente de su cuerpo, el placer superó el miedo y la entrega inundó de gemidos el cuarto. Sonrieron ambos.
Ella creía que esa era la manera perfecta para comenzar.
El sabía que ese era un buen final.