jueves, 7 de febrero de 2008

De Gabriela Abeal

De su libro: Cotidianos

Me propuse
usar todos los disfraces:
Bella Durmiente,
Cenicienta...
pero jamás me despertó tu beso,
ni soy la horma de tu zapato.
Y aunque insista
en cubrirme de rojo,
no me reconoces
como Caperucita.
Por eso
de aquí en más
te acosaré
como la loba.


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